Saturday, January 10, 2009

Lauro Müller Ramiréz

La taza estaba linda junto a los cuadros que miraban como muñecos su espalda azul, estaba quieto todo el aire cuando miraba pasar las noticias vestidas de cartón que se iban con los quesos y las delicias del viento, ahora quedan elefantes en la mesa, dentro de la masa de los abrazos que aún alquilan el loft sobre las sillas que susurran cuando suenan las trompetas de la pechuga de pavo de este premio de verte que es flor de bailarina. Zig zag sup sup sup sup...pasa con la bandeja llena de vainilla y jazmines el Lauro hasta la playa de los ingleses, viene en menos de lo que canta un pollo; adiós la esgrimista me dice adiós y a otra taza cucharita, nó nó se fue dice un cuadro, esta todavía en el aire dice una carroza, ahora solo hay dos pistas habilitadas, una para entrar y otra para salir, hay mucha nieve; me pongo el aire de los montes y salgo corriendo para caer en tu frasco de otro escrito confuso que le gusta esta canción de mambo número cinco que saca a bailar a todas las espaldas a todas las narizes a todos los sublimes deseos inconclusos que parecen de pronto apagados y extraños. Quedan miradas en los movimientos de las caras que se fueron pero están cerca, regresan con la risa que merece mucho más que una improvisación.

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