Camisón de melón

Todo lo que va sacando la mente no tiene relación con lo que va escrito detrás, es humo, la actualidad es una concha vestida de armani en el desfile de corchos que de perfil se inclinan para ver un pedazo de tu carne, como te quiero como te busco, hablo de ganas de verte, de escucharte, de estirar los diez minutos de masaje que te debo toda la eternidad que estoy seguro existe en algún lado. El mundo me toma como un caliborato barato de 13 a 16 y de 20 a 24 aproximativament, me estira las can-can, me acomoda el camisón y el plumero, el aire rechiflado en la habitación se tira boca arriba en la cama, come melón, aprovecha la oportunidad del péndulo de la inclinación para imprimirte 100 ejemplares. También aprovecha el silencio para besarte la espalda sin hacer miauuu, ni pantominas ni venta de artículos para fans de esos que se enrollan tanto que ya a uno lo ponen en el sillón deshuesado rodeado de frutas y tomats sexuals para tomar el té y abrazar el mundo de tu espalda que brilla en una taza, el aire de bobera bromea, resucitán caricias recién inventadas entre determinada tristeza.