Sunday, January 18, 2009

No, gracias

Por aqui otra vez amore, la siesta se fue con el último perro hacia el sol, me dejo en Otawa solo sin saber como llegar al hotel y haciéndo la ola me voy a verte en la mente; cruzó varios supermercados escribiéndo estas letras que no saben escribir con cierta disciplina, se poco poquito y hay errores garrafales supongo y lo sé y sé que no saben, no comen no juegan no, gracias y se interrumpe la luz de racimo, se vuela el domingo con su cara que deja de escribir, se escapa el jacarandá de su piel el terú terú el chivito canadiense de un chispazo, el tortillón de brie y chorizo se ha acabado, se termino la rusa la boleta la mosca el quicio. Nunca nadie sabe cuando aparece la fruta a buscarte el vientre de cera, nadie sabe cuando vendrá a buscarme la sombra con sus copias en papeles prontas para la basura, ni la policia de los cascarudos que habitan detrás de caras llenas de caras del supermercado y al final de parte del cuento queda el silencio babeádo escupido zurcido pegado con poxipol de la mentira y de la envidia absurda patética de ciertas deformaciones del teatro del secuestro y vienen las ramas llenas de caramelos de aire, se saludan los falsos se barajan los traidores se rien los quesos bailan las patas de bravitas de pollastre descalzas sobre las muecas virosas y también en el mismo plato salen relatos e historias encantadas de la vida. El amor esta en cada calentada de pollo a la naranja, te extrañan las arañas y las ranas de la cama, prontamente saldrán otra vez por el agua. Otra vez se corta el saludo diario frío raro y ya no saldrán saludos dice el silencio que jamás entiende de esto y ya no contestan los codos y las manos ya no quieren y los dedos no quieren, seguirá igual la mirada observando la jugada de cada bestia y aunque todo esto no tiene nada de lésbico ni virutas de foie y es uno de los tantos postres de la casa, no voy a dejar de ir, siempre estaré con la mejor sonrisa en tu couland de chocolat entrando como una farola de mercurio.

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