La vida es una naranja

La rua está a oscuras, esta llena de silencio y nuestras mentes se van acostumbrando a la nada entre las croquetas en mi caso y entre los buzones de su lado que esta en otra calle y solo es un dato sin importancia, lo que tiene importancia es conocerte en este premio de vivir, de no vernos pero vernos y me parece estupendo esta aparición de ella que es dios y da la bienvenida a la mente transformada en una pantallita galletita que te imagina para tocarte la nariz, te ve entrar entre las nubes llena de pelelas del Pato Donald, ahora te ve en el auto en la costanera detrás del gaz del mundo en la estancia del Rey Bartolo, en la cancha de la luz, te ve cruzar la muralla china, te ve entrar al Bacacay del teatro de bailar en Carmen de Bisset revoloteándo Montevideo y Canelones; en un segundo en un soplo cambia la mente el vértice de las ganas, espera, no espera, no puede esperar y en cambio la pantallita entra en tu habitación como una galletita en tu boca, sale de la taza, va al sofá y vuelve y se queda en un balcón de la cama y observa todo escuchando tu dulce respirar y todo mi mundo reduro en ese instante se queda esperando en el primer palo en el segundo en la media luna en el punto penal hasta apoyar despacio la cabeza en la naranja gigante de la almohada que tiene tu cabeza en dos gajos hasta quedarme durmiendo en una de la miradas que somos.