57 años no son nada

Así es Dario, 57 años, las cuentas salen en boslitas con uvas, no se pegan un tiro en la boca, ni sacan más fotos desde tu living al monstruo alado del gaz o sea que hace esta cifra dice un segundo sobre el tapete que ando en la vuelta este tiempo y de la nada que es lo que existe y no existe al mismo tiempo, por suerte pasan rápido las cosas que pasan cuando no pasan pero quedan fotos nubladas celestes verdes de pana desde la camilla hasta el escenario de Erevan después de semana de turismo o de pascuas o santa según el evangelio este del café con leche y THE GAUCHOS del Cheff Essieri que nos damos cuenta que bajan a abrazarte todo tu contacto de la vida pasando esta pared también de pana verde y se demora en venir a verte entre Reyes y bikinis y maniquies de otra cabeza que me miran radiante cuando asomo la yugular para el aire que estrena campera de secreta Sarkozy a este raphael julio iglesias concept de morder dulcemente una palabra más y ponerla en esta cuesta arriba con el tiempo que es verdad, no existe, estrena cada dia lágrimas nuevas para regar otras palabras que tienen en casa un living-comedor con una nespresso y las edades pasan bárbaras, no pierden la memoria, son felices con muy pocas cosas, maravillosas caries, murmullos cerca del huevo frito, pescados no del todo perros, babydoles suaves.