Lo que no sé como decir

Ni viene con la foto y ni soñar de que me instala el calamarete la prisa que me quiere vender un auto con colchón, asado de tira y una iglesia cristiana armenia con este moco en el palacio imperial de Tokio y me escupe perfecto como vos lleno de laureles y me pide la merca y me cepilla la espalda con un grissin de leche de cabra y no és como lo dice el santo evangelio de la mentira de los dueños de la puta de Babilonia; es decir nó sé como decir que más tiempo será el hundimiento de mi calefación a keroseno de mis escritos sin sentido que soportan este boxeo de la soledad en este correo que no sé como hago para enviarlo, pongo reenviar o qué? no tirá el pescado este de la espera meretriz meterete despilfarro de la tristeza de esto de escribir estas vacas que ni son artículos de ocasión ni acacias ni poesía ni nada que hacer, la cosa parece en etapa terminal de estas lecturas amorfinadas que corren en hilo anal y que se desintegran en cada idea sin sopa de zanahoria ni lo que no sé como decir, ni siquiera sé la combinación de algunas palabras que bailan solas camino a la estación que camina en un texto breve que no sirve para nada más que otra pérdida de tiempo y viento de analizar este decir que te deja un beso en la ducha. Y otra vez al sobre de arroz, el sol ya se ha tomado el avión solo queda un resplandor que sale y no se puede sacar de la atmósfera de este relato que siente que entra nuevamente en esto que no tiene nada que ver con el artículo.