Sunday, December 21, 2008

Liebres centellantes

Una caricia tuya vino conmigo en el aire melocotón de esta tarde fresa que cae cerca de la ventana como una estatua de leche. Cerca de los alfajores de maizena la risa del alma se desnuda para que vuelen sobre el acrílico lúminico de la distancia que deja el journal con almendras y un zapato volando a la cabeza del asesino; para que no se pierda esto se traslada al baño solo un casete con un solo texto de esto que se ha establecido en el humo que vive en mi marido, partimos de esa reserva que amamos en sus panes libios en sus espumas de restos anales de Estrasburgo, desde la tarta de almendras del polvo de nieve que te lleva el trineo azul y te recoge a tus mejores novios en una sola sección de estampillas y riéndo todos los limones y fantasmas escuchan lo que dicen los ladrones dueños de la nada entre las copas de las mariposas que no recuerdan nada, están colocadas en llamas y la fiesta sigue continua, sigue en el pan caliente del ahora relleno de heladas excesivas imágenes que ya perdieron su batallón de liebres centellantes y muchísimos bombones.

1 comment:

Anonymous said...

Johansens al menos es lo que me pasa a mí, no es fácil cocer estas liebres palabras que usted deja como miradas, merci por las espumas por el surtido. Ice