24

Segura como un Chesterfield en su boca, como Nadia Comanecci en su argolla hace chiss chiss la soledad gozosa reloca en esta presente demolición de estornudos sexuales con sus vibradores eléctricos en esta consulta con cara de idiota mirando lo que escribe el e-mail el pin el puk el secreto del secreto el pobre perro el kiwi el 24 el primer amor, el último amor del amor perdido en el afeitado de un soplo de toda la noche que ahí esta esperando un descuido en un detalle cuando la lengua de la escalera de caracol levanta su cuerpo y le saca el short de cartulina, de match point de su bestialidad, de gulp, de helado de violeta y llena toda la distancia de adornos adicionales en todo el edificio de su carne entera con otros grandes globos blancos que solo quieren una lámida crujiente de desborde de su piel en un papel y en un lápiz, nada más que un solo desborde más un solo desborde para dibujarle la cara de palabras que dicen hola en la primera soplada de vela y regaladas se arrodillan las sombras a comer la torta. Va a dejar marca este slip tomado en brazos de Orange a Movistar, este rumor que ella hace en la cena telepáticamente y él del otro lado del orgasmo sabiéndo la combinación de su cabeza entra en un grano de arroz con el viento con otro gabán y se tirá desde el sofa que esta leyendo a la sopa que no lee nada y se tiende en el agua tropical como una pluma que alquila ese aire de la cocina al baño incluido el botiquín y el termofón por 481 euros al mes,...esta viva la soledad, es un chicle, esta a punto, tiene la cuchara en la mano, se arreglo la vista y se abraza temblando de la almohada que pide un té con limón, busca la manera de verte en el placer entre los colirios ya aburridos de escucharme envasados en panes de nuez para tocarte una mejilla tostada con mantequilla y mermelada de ciruelas un ratito solamente en el sueño y desayunarnos las ojeras.