Saturday, December 06, 2008

Kitsch provoleta

Deliciosus reencuentro de la piel de almendra de la vida y sus gotas. La quimica y la fuerza de la nada en la sensación del olor a vientre en el sueño despierto y genial.
No existen términos apropiados para tanta luz, tanta escalada al cielo agarrado de una caricia delicia en el trayecto a su ombligo, recién estoy aterrizando en estas teclas azules que acaban de despertarme rodeado de horas de minutos y espumas de flanes que me esperaban ayer, me saluda el aire entre estornudos, abre los vidrios la mañana que me estaba esperando con sorpresa al verme y viene a besarme en silencio como una animal asado por el deseo del interior del kitsch provoleta de la distancia que hace su trabajo de escalador. Aún siento sus ojos en mi cara, sus gotas en el cuello, acaricio el aire como si fuera su nariz, le toco la oreja, su mano me arruga como un papel, me descifra me asfixia y me lame como un afrodisíaco en ese corredor donde vamos en bicicleta por el aire entrando rodeado de vitrinas y velones y comercios carnales.

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