Nadie entiende nada

Poco a poco la espalda regresa a su circo o vaya a saber, nos damos una caricia con el Myolastan, se zambullé la cama con sus ternuras cuando el baño le devora con el espejo toda una nalga a la bañera y en ese blindaje follado le come cierto corte del trasero y nadie entiende nada; pasa el tiempo sin ganas de nada, o disimula la bestia de la basura, aprovecha que esta desnuda la lectura, buenos días querida farsante, que tál Oxford, como va la sensualidad que quedo sin preparar nada y no te toca y divaga en el goze de cada clase de natación dentro de su espalda que tiene un pastelito de membrillo; como esta el dolor pregunta una pintura eléctrica que pasa con su aparente cafiolo, la casa esta como en un sueño, se inclina la tetera con su particular mirada, anoche soñe con usted me dice el baño apenas entra mi espalda que disimula su mariposeo, no se cuando me devolverán la columna vertebral, las cervicales me lo habían dicho, ahora mientras lavo la jarra de la leche, pongo a tostar recuerdos, sacó manteca, pongo un mantel, de un estante asoma otra espalda, parece verme, baja por los platos, me abraza con su lengua de la cintura mientras seco cubiertos, me duele la espalda, ahora se separa, esta parada a centimetros del lazo de mi delantal, siento su olor a ensalada tibia de pollo, su respiración detiene la mía, echó flip, los centimetros se comen las uñas, la tostadora toca pitó.