Café Apo Tranquilo

Estoy ahí en la mesa 650 apoyado en una nariz, recostado de tu espalda recostada detrás de los servilleteros y los ceniceros en el primavera que no lo pido porque estoy acá y escribó esto que lo pongo con cuatro manteles ocho cuchillos ocho tenedores un set de alinear lo que sea, agua mineral y dos Esprite Zero y en la mente universal sentimental se disparan los ojos que ponen esta foto y van a verte desde la bola blanca y el menú de quesos de tiza arriba de tu cabeza inspeccionando los curriculums que aparecen como nuevos proyectos; posó un pie de malta en la bola blanca que ilumina la mesa y la mamuskhá al tranquilo biorsi y la jarra de agua mineral y la palabra CAFE me saluda como Claudia la F y la E como Sueli estiradassss ambas por la cocina que siempre está atractiva cantando algo de Rod o de Caetano o de Saint Germain y de costado el blanco de las palabras de Roque Graseras te ven y se alegran mucho y me ven y también supongo más allá de la poca recepción de las baldosas y de los servilleteros que a los cuarenta minutos acercan una silla y se alegran de verme en un respaldo de otra silla que te espera cada noche entre las mismas baldosas que saben bien saben de sobra que nuestra frecuencia sigue intacta, sigue extrañando emociones que no están, pero sigue milanesa el túnel del tiempo, sigue como todo esto que te lo debo; es por vos que abró este universo que sos vos y me voy, la risa te deja en la entrada un abrazo hecho pure agradecido por la reserva de la 650.