Wednesday, October 29, 2008

Coqueluche

Coca Doberman esta flotando por la casa, se siente a pesar de los años, ya no ladraba ni jugaba con la luna ni caminaba por el pretil con los ladrones, el gato Astor le pasaba la cara por la mejilla en el sueño para traerla del fondo de la tierra cuando venía a escuchar su ausencia y a Sinatra y revolvía sus poemas y el tiempo que arrancó con frío de pelarse los wiros y los mapuches ahora no pide nada y entra desnudo con prunas al armagñac y con la soledad que empieza a recostarse como una divina noche triste en Montevideo. La casa quedo helada, las paredes sin palabras, las fotos se apilaron, las noches vienen rotas, me acuerdo de la Coca hablando por teléfono con Astor en el sueño que trabaja de botón entre las palabras nuestras desconectadas, los mensajes borrados del mapa, la letra mortadela del adiós, todas las cosas que quedaron en lo siento, ciento cincuenta años para un beso, firmado en su hombro que no manda mas mensajes, ni últimos suspiros, esas preciosas palabras devueltas sin probar, ocupando supongo una cama de nubes en este fin de los mundos que pide un cafe con leche antes de irse, curt de café y antes de salir sin abrazos hacia la oscuridad entre otros abrazos recién nacidos que manotean el instante, dan vueltas como dudas las palabras que quieren terminar este tango que arrancó con la foto de Coca de Tacuarembó y dejó este texto y por muchas frases que lleguen a la piel del lector en su corte de 8 centimetros a causa de la curiosidad, todo transcurre despacito.

1 comment:

Anonymous said...

Siempre estarán con nosotros, como Mini y Travis y Queen y Raja y Bali, que siguen ahí, me invaden con sus risas, sus ladridos y sus olores, lametones, sus correrías ... por muchos años que pasen al otro lado de nuestro mundo, al ladito, al dar la vuelta a la piel. Ahi estarán, esperándome pacientes a que llegue para no dejarlos más. Ojalá sea así, me gusta creer que volveré a quererlos como lo hice aquí. Lo estoy deseando, poco a poco, despacito como dices tú.