99 horas x dia

Según mis horrendos cálculos ya he perdido la cuenta de mi último suspiro en tu piel de Maldivas, Menorca y Cabo Polonio, si no he contado mal, hace como 99 horas por día que me quedo flotando en este billar, esperando verte, doy vueltas todas las naranjas, te busco entre las hojas que planean cuando estornuda toda Francia y Portugal, me meto en las nubes con la camiseta de Uruguay, atravieso los andes, cierro los ojos y te toco la mano y estoy seguro de que estás conmigo en las montañas de la escuela de cocina armenia de la memoria. Ahora quedan trozos de tobillos que cuelgan la grasa, no se vé la luz, regresan con el deseo hecho pedazos los mismos ojos que anota lo que ha vivido y uno despierta para mentir más esta tranquilidad misteriosa de hielo que da muestras de su largo pasillo sobre la máquina de escribir a medida que pasan los días con sus vacas por el aire. Siento ganas de pasear contigo electrizado como siempre e irnos por el atajo de la luna y reír y ladrar y reír y ladrar sin entender nada. Sé que no se lo que escribo de noche en el cuaderno, no es la verdura pero al galope se narran tristezas que salen seguras de su vuelta que da vueltas en esa suma de lo que hemos disfrutado y lo que pasa según mis cuentas perdidas que comienzan a esperar sentadas.