Acero-níquel

Uno: llueve en este momento y el silencio cabeza de angél entra medio chueco con su vestido rosa y se desmelena, nadie se conoce, escupen posters de navidad los cuadros, nadie se quiere ver, nadie come los sanguches de salmón ni la pizza de piña.
Dos: queda una pausa en mis pestañas que abrigan el juego de aquel entreacto con este chau 104 CARRASCO, este adiós sin sonetos ni abrazo apurado y entonces el nuevo raro tiempo no avanza, se para el universo, se ha quedado sin foto el club armenio y ahora esta medio sentado colgando las piernas de la lluvia que escribe deseos con otras palabras recién nacidas, atraviesa el espacio de manzanas de lo que queda del club como una preciosa experiencia en estos 93 años que van pasando volando en frascos pequeños y agradecer el encanto irresistible de la tos de la distancia de acero- níquel de habernos conocido en el monte Ararat y el lago Titicaca; la experiencia mas hermosa de todas; es preciso saber que lo sepas, manifestar que es lindo desconocerte y conocerte y no conocerte y aunque este cerrado el espacio para acompañantes, es posible que el tiempo y sus perdidos sueños floten como delfines por la ciudad con la camiseta del Club Nacional de Futbol, no tengo idea cuanto tiempo será este cierre de fronteras, nadie sabe nada, no saben que sopa tomar los personajes del aire que han quedado sin cena-show, que fangote de cosas morfar, solo se alimentan del recuerdo los soutienes que saludan amorosamente desde el balcón y de momento es suficiente, hay latas de atún, hay galletitas "Bridge", tengo la camiseta de Scarone, hay alfabeto braille, médico de cabecera, morfina, papel picado y sobre todo mucha luz.