Saturday, October 25, 2008

Tahimik- Silencio

A la hora de la siesta en Venus desde los callejones de la almohada se extraña su bocado, llega su ausencia hasta Marte, se terminó su caldo de gatos, de postre no queda su desdibujada presencia, quedan pequeñas bolitas de naftalina que forman bellisimas huevas con moscas que se venden hasta en el monasterio con sus ratoncillos volando por la cama que extrañan tu silbido, también me pregunta por vos el armario, también a pesar del teatro tarado de cada repollo y sus menestras me pregunta el espejo del baño, en fin es así este tiempo, lleno de silencio.
No hay movimientos del espacio, llaman a dormir la siesta los libros, se corren las fotos de lugar, revisan mis carnes cortadas, hacen simulacro, las cosas te esperan tranformadas en disimulos que saben vestirse en tahimik. Pero siempre todos los fulanos fuimos un poco raros, fuimos vichos raros desde la deformación de los cortes de las cosas y de los valores. El capitalismo ya fué, tiene los ojos enfermos, una dulce oscuridad que me mira como una vaca asesina.

1 comment:

Anonymous said...

Abrígate, dicen los otros mientras me ven pasar con el frío de gabardina, mi perro cansado y lento y el rostro indiferente. Esa historia ha tenido un final feliz, pienso yo, y me ha dado lo que buscaba: revivir un sueño dirigido por otro, narrado con otras palabras, en el que aquello de que "se han olvidado de mÍ" ya no me importe ni me dé miedo, aunque me siga poniendo triste.