Pollos verdes

Se abren los placeres
del olor a carne de pollo,
saca su lengua y babosea el espejo el sol,
como un ángel, como un principe azul la tarde te pasa a buscar,
piensa en ti mientras sale de la ducha,
los elefantes del amor asoman sus abrazos entre la distancia
que te buscan como figuritas selladas,
la vida atraviesa -encantada- agarrada al vacio de los años,
Los hombres solos hablan con las paredes y desaparecen
la realidad deja de lado la cocaína, se desacomodan las caras,
el amante habla de la eternidad, medio ahogado, la nada abre la boca para hablar, todavia espera esa fiesta completa
de la que a veces parece que aparece, los sentidos se endurecen y están años.
Asoma la cabeza el mundo con los cascarones de tornillos y rulemanos chinos,
la vida arranca su bus turistico, las sombras con los silencios de repente
se abrazan como armenias,
una mujer preciosa empapada abre la claraboya, entra
como un monstruo marino y se pone a vomitar pollos verdes y daikiris y
se va otra vez a vender risas y aromas.