Ve a través de sus ojos,
transpira a través de sus hilos de avellanas,
sonríe a través de la penetración
del silencio ,vuela en sus piernas,
salta y llora a través de su asesinato
demencial de la rabia
en esas cobras y afroditas que se meten en
la nariz y se reducen como gotitas de LSD y
a través de sus locuras abrazadas como
cementerios, peluquerías, canchas de tenis.
No puede dejar de pensar, vuela por la calle entre las sombras desnuda
va de un lado a otro de las esquinas, se come los cables, escupe las puertas,
mueve el pelo y caen ramas del boulevard, recorre todas las bocas tormentas,
hasta que él llega a las mil y quinientas y ella lo empapa de colonia barata
le tira las cartas y le parte la cara con un espejo.
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