Oh dios Sol

Hay en la emisora sobretodo desesperados olvidos
y te quieren y toman cava y cuentan sus sueños, sus delirios, sus penas, sus suicidios, sus zurcidos, sus amputaciones, las vías, los asesinos y al salón chicas, uno dos uno dos uno dos, así ángeles así, sean dulces, BOA NOITE.
Un brasilero que sana a todo cristo a nuestro lado entre las fotos y los libros
mientras las refugiadas cuentan sus sueños de profesoras de física química y medio oficio, de esperar al señor, hacerle la cama y vuelan los espaguetis, los mocos salen como coquitos y cruzan la pista de baile y aterrizan en su cuello para degollarlo,
y levantan los brazos, buscan sus dioses, sus jeringas, su frasco de pastillas, sus cremas
sus salivas, su bilis, el hilo en el ano, encantado Ruben,
entre las multitudes, una mexicana saluda a todos, tira besos, condones, sensaciones de placer, mira sus cartas y dice: ven a buscarme, encontraras la formula para tu soledad. Gritan AMÉN, AMÉN las señoras, hay otras religiones, otros predicadores, otros curanderos, otro padre nuestro, comecocos, inventores del agua caliente, proxenetas de cuarta, toallas para parar un tren, moscas, venta de artículos para torturadores, están también las señoras del tarot y otros traga sables, donde hay otros maestros, otras damas, que pueden creer o no en cualquiera de estas circunstancias, pero están también los que creen en el dios sol, para ellos es esta ostia: está todo incluido.