Sunday, September 10, 2006

Carretera



Pasan las vidas con las horas marcadas
en las cabezas decapitadas por flores, rosadas, lilas.
Pasan como un vendedor de helados
con los ojos cerrados hacia el vuelo del tiempo.
Esperan quizás la noche,
las ilusioness que se amontonan como deseos que quedan
esperando follar una tarde.
De todas formas ella tiene tres amantes,
la calle estaba muerta de calor,
se abrieron los ventanales y comenzó la música,
las babas de los caballeros buscaban niños,
empezaron a mezclarse los restos de las sombras con las siluetas
con sus correspondientes ideas depravadas
y la vida que estaba en el coche entre las flores
se despertó cuando él le hizo una seña,
comprar un consolador, escribir un soneto de Garcilaso,
poner una lavadora.

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