Sunday, September 03, 2006

Brindis



Ellos suspenden sus sueños unos instantes,
pasan como rayos los ojos su vuelo criminal,
las mentiras pasan como preciosas criaturas
los susurros a ladrillazos le zurcen la cabeza a un señor,
sólo queda un brindis, el de los ojos amarillos de la comedia
y las mejillas esperando el chorro pistacho del cuello,
su cabeza envuelta en diarios, su sonrisa para soñar,
las manos desechas de acariciar, el beso negro, la doble uruguaya
y el amor en efectivo, con granos en el culo,
después puede que quede esa fragancia de la locura
encantada bailando arriba de los embutidos,
el estado de las caricias y
el descontrol de los huesos con sus versiones y zurcidos ,
entonces la duda, como una niña, sentada en el
cordón de la vereda tiene una bala mientras ve pasar
la vuelta ciclista, ante el mundo moderno y
antes de que se quede sin piernas,
mientras tanto la foto, el caviar, los muslos con sus cremas
y otra vez la muerte posando para la prensa...
que asco ver a los grandes asesinos con sus medallas y sus
hijos, preciosa la familia, los torturadores emocionados
parecen contentos entre las visiones del silencio,
los camareros saludan atentamente.

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