Donde vivimos

No es o es lo que esperamos desde el punto de vista de la calidad de vida.
Cuerpos reventados por todos lados, las autoridades están desequilibradas,
los jefes de la tierra mienten con todas sus condolencias, los fantasmas sacan fotos, quisiera a veces devorarla acarameladamente como una hiena los años que hagan falta -25 minutos- desnatados azules temblando como cangrejos prontos para el coco rallado y todos esos quesos y berenjenas y pimientos, rellenos de sorpresas ...
de musculitos, de combinaciones llenas de ilusiones del viento
y de las oportunidades del amor que está con sus sesos secos especialmente
en materia de otra piel a veces indispensable para el corazón y sus masajistas.
La moda es la guerra, la fuerza, la figura de toda esa mezcla parecida a la descompensación
de un churrasco, la locura de matar, de amores amontonados esperando
una porción de tierra.
La prisa lentamente devora su pescuezo de lentejas sin guantes, hablando de la temperatura de la
ternura, acurrucada como una ensalada de rúcula y parmesano en una boca sola como la noche,
el show debe continuar. La vida pasa como el director que espera la llovizna para mostrar
la espalda de Florencia, desapareciendo por la carretera,
con la nada esperándola en algún colchón
con olas de cucarachas y de sombras mirando sus piernas de cucurucho,
el sol con los pelos todos parados asomando sus dedos
el infinito entrando al agua como una princesa enamorada por un barco,
los labios tocándose como ojos desesperados llenos de mermelada dietética
de albaricoque,
así está el mundo, hasta mañana, queridos amigos.