Sunday, September 03, 2006

Chaleur









La pasión, ella, cuánto puede aguantar si los días se encargan del encanto irresistible de los ojos y de los sesos de ese chaleur cuando nadie nos besa el cuello como si fuese un helado de pistacho y cocaína .
Estarán en otra ratonera, otros picos de razones y precipicios, hasta que otra vez la miel de las uñas del desayuno y otras lenguas dejen unos días los establecimientos de los huecos del tiempo y se dejen abrazar locamente con sus manos de enano las horas que hagan falta.
Volverá o se despertará en la madrugada transpirando olor a pollo con perros muertos , seguirá la comedia de la vida, un susurro de la punta de su lengua rozándole el ombligo, reaparecerá en una mirada, y no parará hasta encontrar el momento justo de poder besarte los ojos y abrazarte dulcemente, te va a dar a entender todas las veces que te miraba mientras tú acomodabas los cadáveres y los perfumes y se sentará un instante para arrastrar otra vez tu pus y tus piernas antes de que llegue la gran madre con sus ratas, sus babas y sus niños .

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