Monday, September 22, 2008

Pálidos despachos

El olor a vos que viene un momentito con la lluvia me llena de saliva la boca. Es como una santa la luz de la calle que viene con la lluvia así parece por las sombras y el ovalado sexo del aire.
Aún sin haber llegado el olor a vos sale por debajo de la tierra tu fosforecente lengua y se duerme conmigo y sabe cosas de las que aún yo no he escrito porque ella las trae con el viento. Y se escucha detrás de las sombras de la distancia su piel de pastel de pelo lasio que andán entre los cucharones entre los monigotes de las sombras, por encima de los edificios merendando murciélagos, calcetines y pálidos despachos.

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