Aspirineta

Zepiur preparó el pilav para Ohannes, su aspirineta, este levantó un saque de la música y el porro quedó en el marmól, tete a tete con el espacio, única mirada que detiene la música cuando pasa entre el ruido paso a paso de otras voces que se tienen ganas. Se cambian al marido de la basura para recambio en el medio de la jauría de croqueteros con su plato de cubiertos de olas, de oidos bananas, de rodajas de miradas en el medio de las voces que vuelan con sus cogotes y sus ácidos que dejan arrugas a medidas que las dudas dejan estas tonterías idiotas que dicen los enamorados.