Plifplaf

Los lunes vienen desde el fondo de la cama los perfumes del sexo saludando ese aire apretado sobre el olor que dejarón el carpaccio de pato y el pollo a la catalana. El Armani del carpaccio continúa su crema cuando va pasando tirando granos como caramelos "Zabala", su perfume todavía asoma como muñequitas de alpillera desde cajoncoitos invisibilis del entrevero de su rosa naútica y el pollo buscando su pezón de botón de pana del abrigo de la abuela Mayrithum que pasa con sus amores como un gallo hecho bolsa hacia el baño a cepillarse los accesos con la otra bolsa; ellá se durmió en dos plifplaf y él la cubría con montoncitos de ese aire que flotaba en la suite imperial del Hotel Orient de la ciudad de su enamorada. Yá el día con los otros pollos y carpaccios ventilarán otros olores y se entreverarán exquisitos antojos con pastillas antidepresivas para quedar mudos como liebres supervisando ese aire que se va con la vida llena del aire de sexos como un croissant entrando en el pollo a la catalana arriba del carpaccio con el cepillo prontó para flotar con el aire y la crema de leche.