Chup

Como en un sartén de envidias y pajas mentales se hartaba a veces de ver la misma cara de orto tantos días y ya su risa de ex experto en expertos de la nada, se envuelve con los piojos resucitados que son espuma y salen como zumbidos los hongos y dan correspondencia teledirigida y te regala un chupachupa y te da la mano como una nube y esa espum es la querida eutanasia y querido cáncer que lentamente te saca del hospital para dar vueltas apoyadas en otra caza entre las marañas imbéciles de los falsos que te asesinan o te besan los huevos o según el ojo del encanto o del primer desnudo o el ojo del que dirán los tragasables del beso noir y de la rareza de esta gran multitud de millonarios antidepresivetis que veremos como continúa, ya que devoran todo, se tragan todas las garzas y se chupan hasta la última gota de los ravioles.