Zepiur rivinuris, exhaló Antranik Ohannes mientras la besaba entre los abrazos escapados embarcados en Marsella. Sus sexos se tocaron sobre el Robert Lewis y sobre la lana negra de sus piernas llenas de brazos y dientes y sintieron las garzas de la caza su hocico lleno de osos de pana, ronroneos de sexo y estallidos de porotos de manteca en las nalgotas que se rien de la cara de huevo frito de la tarde y estallan en ese sexo en la siesta entre los puñales y las moñas del vicio su reenfríamiento neurótico cuando se murieron de un beso muy despacio, divino y asomaron sus vergas erectas los nenes que entraban vestiditos para ir a la playa, llevando a Montevideo al asado, escapando de su piel de cocaína, desde las morcillas dulces hasta la dentadura postiza de su lanzamiento de semen entre los derrumbes del amor su vida personal. Chau aquellos canelones de semen de antaño con masturb..., cuando éramos polillas del desierto y moco de pavo...ahora solo queda la improvisación y a volar mi amor, el diálogo no existe, la presidenta miente, sí mi amor, es así así, por favor no me pidas un taxi, no puedo verlo con estos cables pelados, no lo tomes a mal, es así, así amor, ¿que hora es?.
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