Sunday, March 23, 2008

Los miserables

Si por esas cosas nos toca el mismo asiento en otro sex-shop o en otra fiambrera con otros peluquines y kilómetros de peces muertos, deseo no verle la máscara ni prepararle el saludo y ni mirarle el tanga de nylon pistacho, por eso de que no le conozco en nada, cada diá me parece mas raro todo esto de que te manejen los afectos en la vida como a una cucaracha, como a un florero, como una cucharadilla de pis, una tomadura de pelo y firma acá que esta la empresa encantada y te dicen como un favor que te hacen para poder sobrevivir entre los aceites baratos, te hacen un favor(mentira)dicen los jefes del inodoro, los miserables que vuelan por el aire, no sea que sea un virus de la tierra de su cerebro salido debajo del zip de la lacra de los campos de la luna y que sos varias fotos, un hueco cerebral, una risa trucha y de zapallos, de falsos boniatos, de ventiladores con ojos, de longanizas en los calcetines, de llamas de un minuto. Es un chivo de los ortibas de las paredes de la descompostura en sus miserables taconeos. Es un hachede, es una tira de narcóticos, un buchón de las fuerzas conjuntas, se le ve a la legua su raca de hilos finos descoloridos. Si pudiera entrar en su cerebro dinamitado por la limitación de la decadencia colmada de pimpollos desnatados de su vida desnatada, (cosa imposible)me quedaría toda la noche en el borde de su cama y le cantaría en filipino canciones de cuna.

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