Soñar no cuesta nada

Solo quiero que no haya ningún tercero, ninguna hipotenusa perdida en las reglas, que no me abandones, que disfrutemos de habernos conocido como algo mágico único extraordinario, que no perdamos nunca la siesta pues de mi parte nunca me cansaré de tus abrazos, no seré yo que te abandone, no seré yo el corcho de champagne que se tome los vientos, no seré yo el globo que se pierda, la bala que salté, la cometa que caiga, la cabeza que exploté, no seré yó la flecha que lanzé el cerebro, la hamaca que desaparezca ni el tobogán ni ninguna otra calle que te extraña en silencio entre los lunares del alma, solo quiero que se cumplan los sueños del corazón porque me pasa que sueño contigo y no estoy durmiendo, todo lo contrario, estoy redespierto flotando en mi cama por las nubes grises de Montevideo y no preciso nada más, es precioso soñar despierto y sentirte entrar con el viento que conoce la combinación de mi cabeza, no me cuesta nada soñar contigo, lo hago de repente en la calle en el omnibús en un taxi en la ducha en un helado en un teatro en una parrillada en el supermercado en un arból en la estratosfera en una milanesa napolitana, en dos suspiros empapados que saltan para abrazarte de la luna.