Pan comido

Sigue la vida inhalando su alambrado lleno de abrazos que no se van a tocar nunca. Lo dejo en este ordenador que la fiebre me maneja las lágrimas que dan hostias al parecer y son papeles perdidos mientras el mapa me enseña la fiesta de la vida que sigue su porrazo que acaba de teñir este escape en este tema que da vueltas y se escapa el sueño y sale hacia el dormitorio del cielo que me envenena con todo su amor que nadie sabe cuanto dura su despedida su amor químico, su mito destrozado, su anorexia sin conservantes su momento su último beso al tápiz, su sardana su jota su tortilla de patata su vaso de leche, su sútil huevo mordiéndo la boca de su mapa ahora arrugado entre los temas que entran al túnel como una mosca y quema todos los escritos que duermen y que no dejan dormir los papeles perdidos que tienen los siglos contados y son responsables directos de este falso capricho sensorial.