MANDUKE

Me la crucé de arranqué en la primera curva de los huevos fritos y el foie con cebolla, ella se levantaba hasta el techo del aire acondicionado para fumar, supongo que nadie sabía que la vida y sus sastres me la presentaban sin saber ellos que yo era un hilo y estaba cerca cuando los ojos del aire me vieron mirarle su mano que me daba el cambió sin saber que era mi primer grande explosión dentro de alguna caja del corazón pelado de frutas y que en ese momento, en ese preciso momento él supo que ella era de mantecol y pidió de postre melón esperando otro orgasmo visual celestial del silencio que quedo esperando ocho siglos encantado eternamente de respirarle un hombro y rozarle una yema de miel.