LIBRCLET

Angustin en la penúltima fetcha se gana la amarela por una entrada criminal contra los sueños y se resigna a defender los deseos de placer de los laterales del esqueleto reservado para alianzas estratégicas arriba del amor vestido como una novia de zanahoria cociéndole la nuca, culminando el balde de la forestación en el centro que la pide en la medialuna aprontando el chanfli para tirar los dientes al agua podrida y los pedazos rotos que vuelven a cerrarse en su cara que vaga por el aire jugando regalado. La narizita la tiene rouge como un zaguero de antaño que de momento sale insinúando amarte como un impertinente deseo cada vez mas entornado con los felpudos de la distancia que se elevan por encima de los lechones.