La señora de los gatos

El frezer no cree nada, el mundo de las servilletas juega con algunas bocas las patas de las mesas piran con algunas piernas la noche maneja los errores y los deseos, la sensación de verte aparece entre tanta atención, un hermoso silencio habla de amor con un pez, la señora de los gatos pasa con la vida en un bolso, caen lágrimas como besos, del museo vienen gatos vienen como trapecistas, la noche es algo que sucede después, los detalles esperan ese azar ese sinsentido de sentir y sus causas imaginarias, una postal en su mesa de luz le gusta la siesta, le gusta los niños, su abrazo es de intensidad 6, un dedo apretá un botón y espera al ascensor que al verla la mira como un papanata, el tiempo no explica la razón de nuestro encuentro, que fluya lo nuevo lo nunca vivido, la señora de los gatos pasa en su planeta caminando lleva el amor en su bolso, nada esta perdido dice su mirada, ese compartir esa belleza este sacar provecho de su sonrisa respira este aire en este escrito y no explica nada más, el tiempo la obra y el mundo y sus sentidos se dedica simplemente a no apurar su sentimiento de placer en el ascensor, quedan los abrazos del corazón y a no apurar si la quiere sacar buena dice el viento, que fluya la música del abuelo y ni seguir hablando de todo lo que se ha escrito de esto.