Wednesday, November 08, 2006

Piso doce

Ana Clara cruzó la plaza de los bomberos
y penetro en la Confiteria Carrera como encantada
por el olor a sandwiches y en esos pasillos los recuerdos
entraron en su sonrisa de estranguladora como si nada.
En el hall entre las paredes y en las caras encontraba sonrisas
y prostitutos de ocasión preparados para bromear.
Sus ojos se cerraron y del otro lado de la puerta pudo descubrir la figura
de ella entre las tinieblas, intentando avisarle de los peligros, las nieblas
ocuparon el pasillo y los retazos de luz se hicieron humo entre las macetas,
en ese entorno a veces la fuerza del viento es la causa principal y
los ojos de Ana Clara chocan con los de una mujer alumbrada por una luz roja
mostrando una carta que se acerca a ella.
Encontro una boca cruda imparable rosada tragándola como a un ave silvestre,
con su mano pudo abrir la espalda hasta llegar al short de futból y reconoció
ese perfume rosado del sexo adherido a los muslos.
Sus millones de sueños sin poderse ver un dia, escribiendo lentas letras
que durante siglos se desplegan y se aproximan en segundos desde el mismo
momento que ella empieza a tocarla y prende su radio el latido de su concha y
se queda dormida y al despertar contemplo el montón de
ropa que hay en las escaleras,
Despues se acurruco como un caracol al lado de la otra Ana Clara que vestia
como ella y casi en silencio se separaron en esas calles de los pisos infectadas de bomberos,
era como si una voz desde los tuneles de acceso a Manhattan le decian que era en otro piso,
recorrio playas y ventanas y por la tarde se despidiria con el espejo del ascensor,
su ultimo amor, bailo, se amaron, se escupieron y se besaron y se follaron,
despues subió hasta el piso doce como un fantasma, atraveso la azotea como un gato
y se lanzo al vacio cerrando sus ojos castaños en un vuelo de segundos para
exponer sus tripas como restos de lombrices en la puerta de su trabajo.

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