Desayuno Continental

Astor Puyol tenía un montón de revistas de “National Geographic”pero no prestaba ninguna como el armenio Ricardo. Se iba temprano para la cafetería a intercambiar palabras y miradas y por la ventana observaba a los aviones en el cielo de Sant Cugat, controlaba todas las saunas y desde el primer instante supo que este iba a ser su colegio, su club de amigos y su familia.
Lo primero que observo fue la figura espectacular de su nueva cocinera,
Hila... catalana... preciosa morena... con una mirada de princesa como Nina Simone,
se saludaron como bailarinas negras apenas con un beso y cada uno en su barco de papel como motos pasearon por el Restaurant lleno de silencios y de miradas dormidas entre las patas de las sillas con las mesas besándose dulcemente todavía a la luz de emergencia para ir preparando el servicio de desayuno esta vez a cargo de Margarita Puyol.
Al otro día Astor sintió que la extrañaba como extraña un enano, como si quisiera volver a la tostada con fresa de su concha, volver a estar juntos escuchando la música de la soledad con sus pianos y tocarse entre los números, entre las ganas,
le encantaba su fealdad, quería jugar con la lentitud del tiempo,
leer debajo de las palmeras entre trapos de cocina sus diferentes pollos al curry.
Y al cabo de seis años Hila y Astor según los clientes alemanes son buenas personas,
los clientes hablan maravillas de ellos y eso se nota en el desayuno y cuando el sauna esta a reventar, y aparte ella tiene pasaporte europeo y sabe chino, cosa muy importante para el desarrollo del turismo y para el crecimiento.