Monday, November 13, 2006

el primer plato

Las mesas estaban como comidas por las manchas.
Zepiur asomó su delantera detrás de los telares llenos de polillas voladoras que buscaban los susurros de su amante bajo un cielo de verano,
venía con un montón de llaves y en su andar se empapaban las lenguas y
los muslos por entre las sillas encantados de la luz de las estrellas,
la locura segura de sus manos para la pizza Armenia y para los masajes completos.
La noche les preparo una cama a la luz de la luna, se desnudaron sin mirarse
y se abrazaron hasta que los labios comenzaron sus 40 segundos,
la boca del sexo de Zepiur le arrancó un pedazo del cuello y
se encontraron restos de piel en los mejillones a la provenzal y sus dermatólogos y los cocineros supieron a través del perfume del agua de las uñas,
que era puro placer, su sorbo de higos, poder hincarle los dedos y los dientes y la lengua hasta que empieze a llorar dulcemente, la lamió sin parar durante horas y se abrazaron y se penetraron hasta inundar todo la cama de hojitas de menta.

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