Señora

Llego por una planta de frutillas a soñar, las puertas abiertas empezaron a sonreir y a esperar ese repollo, los libros como bananas observaban cierto desequilibrio hermoso en ese tul, el rostro de un cuadro quedo enamorado al ver a la mujer mas hermosa del mundo en otro cuadro, un kilo de tomates están de pie en su cama, la mirada de ellos atraviesa el mundo por la ventana del baño, vuelan abrazados como dos ejercicios de algo psíquico los recuerdos, el espacio no para de brindar con los zapallos y las manzanas, es imprescindible amar dice algo muerto, el viento pasa como un oso hormiguero, la puerta de tu habitación se abre, un sueño de una forma exquisita pide permiso, aparece un abrazo en una mariposa azul debajo de tu almohada, quiere ver a tu abuela, la oscuridad disfruta de tu encanto dormido como un pececito de madera, una visible figura de nylon te hace distinta, hasta ahora el tiempo el sueño la mente y este instante gozan de aquel placer, existe o no existe esa esencia, nadie sabe, este momento empieza a pensar en que decir, tu estás aunque no estés, tu estás aquí conmigo en esta eternidad que no existe de otra manera, el momento no entra, esta la foto del aire de ese grupo de maravillosos muertos que huelen a arvejas, todo es descartable, bosteza una sonrisa, dulcemente una mosca masticándo un pollo aparece a leer esto que no sirve para nada, te besa un libro, una hoja besa tus manos, delicadamente esto que no interesa a nadie en esta distancia te toca el culo, el ropero es Dios, se apodera de todo la ternura en una prenda, la cuestión Señora, es disfrutar todo esto, estos tres minutos sin crear un problema por ello, disfrutar de estas vidas y no con la cara de estatua, disfrutar durante unos segundos de esta inmensidad, de esta hermosura de acordarse de esta divina locura que vuelve sin nada sin paranoia sin culpa sin angustia sin nada negativo sin nada vuelve sin mucho esfuerzo, aparece sin crear ningún problema, vuelve con sabor a miel.