Te cuento para que tus ojos me miren y me lleven, la luna no esta al alcance, la silueta de la noche me cambia y me invita a irme, las ganas profundas se quedan sin paladar, la escalera nuevamente educadamente nos separa deslumbrada asombrada, hay una sensación de garúa, el planetario me ve pasar otra vez, la azotea me recibe con verdadera felicidad, me duermo me despierto empiezo a bostezar doy vueltas avanzo en el sueño, cierro los ojos con el altillo extraño del resto de mi cuerpo que esta como jugando con mi mente que quiere volver cuanto antes a su abrazo, sueño la veo pasar caminando, pasas; te veo embarazada radiante te veo como siempre bellísima en cada luz a caballo con el viento otra vez nuevamente a ocho manzanas leyendo a Felisberto. El cielo esta a punto de ponerse a llorar, parece un gran abrazo el cielo, un gris profundo con un azul de fondo que parece sonreir, igual viajo de su mano nadie me quitá esto de la mente, así lo siento y lo escribó, sin ella nada es igual, no hay belleza, sin ella nada crece, abro bien los ojos, veo la gratitud de lo que sientó y lo intentó otra vez, la esquina me mira, vuelvo a pasar por el Zoo, algunas caras se iluminan cuando paso, a dos calles doy vuelta, no voy, me vuelvo, mañana hablamos.
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