Espazienthonfendukemmwere

La lluvia paró, habla con el toldo en tono alto, aparecen con baldes de sol toda la cuadrilla de elefantes del barrio que hablan con wokitokis, entra agua hasta por los codos de las paredes, son las seis y ocho minutos, el primero que se esfuma es el aire, se lleva todo, arranca para Melilla, así va, levemente iluminado en la mesa que mira las sillas que me miran en el clásico canal de conciertos de la vida; la historia humana de cada cara cósmica de un cargador nokia de un calcetín que escucha en la ronda este estuche salido del aire y de la luz del día en su marcha triunfal entre dátiles, pajaritos y la experiencia de la vida que no es poca cosa. También los objetos aprovechan las fechas navideñas y estirán los labios para el afecto que estas frases dejan caer de la memoria que aterriza como una mosca en una taza de té donde la luz se queda con todo el living y educadamente la tarde se va, la mosca sale de la taza y arranca para una cesta de frutas como si fuera una papita chip, planea, zigzaguéa una música de nado sincronizado, hace equilibrio el silencio que es un fenómeno, deja solo una mirada que absorve lentamente tu olor, todo el olor de tu piel, todos miran el movimiento de la mirada de Karakit y en todo momento se dan cuenta que es un regalo el espacio.