Ensaladas rosadas

Señoras y Señores durmiendo bajo la manta de carne y huesos
de la sed en el cerebelo del sueño, bajo la manta transparente del deseo,
acostado y soñando también como cada asesinato.
La noche prendía luces y acariciaba con sus sombras los cabellos blancos de la soledad que también con el silencio se abrazaban y se besaban como mandriles y
estaban horas bajo la manta anaranjada de la piel del amor crocante, como un perro imvisible, vendrán los amantes destruidos y despeinados a dejar los dientes y los ojos, vendrán entre amores secretos y escondidas novias con sus otros novios que vienen desnudos y orgásmicos con caramelos para darte vueltas en el sueño y darte tremendo abrazo, acariciarte el cabello, la nuca, los hombros, ponerle saliva a las ensaladas rosadas.