PLANCHAS

Ha terminado un partido de fútbol entre Nacional y Peñarol y el resultado es lo menos importante, pero me queda la grabación enferma y descerebrada de esta nueva civilización apedreando a baldozasos y a cascotazos dos buses repletos con mujeres, hombres y niños que se supone iban partidarios del equipo que ganó, del que perdió y algunos pocos de otro club y estos patoteros retardados torturadores sin ojos, estos nuevos diseñadores de cementerio arrasan la tranquilidad ya violada reiteradas veces, descuartizan el silencio como esqueletos de pasta base, como fantasmas desfigurados entre las sombras que frente a mis ojos han puesto la Avenida Centenario casi Luis Alberto de Herrera llena de vidrios y terror sin tener noticias de las fuerzas del orden que no aparecen, ni los de grupo de choque ni servicios internos ni los gurka ni Tabaré tocando el tambor con las mulatas de fuego ni Paco Casal con su tablado-móvil ni los soldados ni las fuerzas conjuntas y separadas a caballo o a motoneta ni los patrulleros ni las chanchas ni los roperos ni los submarinos ni la iglesia con sus bufarrones ni Roberta Close y no saben la mierda que ya esta dominando la bella cóquete ciudad de Monte-video , ahora maquillada por el fiasco del verano pero regalada la seguridad a esta nueva civilización de la muerte y ya no pueden, ya ni saben como enfrentar ni quieren exterminar a esta nouvelle lacra y no pueden sacarlos de esta realidad decapitada de un tiempo ya en coma y que ahora salen desde las sombras y que entran y salen de la cárcel como figuritas endemoniadas, como barbies momificadas que te matan por 50 pesos, por tener la camiseta de un equipo de fútbol, ¿valé una vida?, !que desastre¡, parén el fútbol, al agresor, al monstruo nuevo, al violador, detengan esto señores dueños del país, los de derecha, los de izquierda, los del centro detengan esto, hagá algo Señor Presidente haga, deje el tambor para otro tablado, hagán algo señores ministros, jefes perdidos de la policía perdida de otro tiempo lleno de neblina.