La verdad de la milanesa

La verdad de la milanesa levanta gracias lindas que cuentan ganadas y perdidas y vienen en camino que siempre queda algo para aprender de las gamas agitadas que mal o bien se conocen los altos porcentajes reales de alcahuetes que venden la cabeza carcomida aparentando trepadores y de aprender a respetar y ojo al afeitarse, sin desequilibrios mentales que uno ni se imagina que vuela desde los placares repletos de cerebros lavados con cerveza y muchas historias que escuchan a otras que se persiguen hasta llegar a otras con material internado hablando siempre de lo mismo y se sigue formando el espiral de vacas locas que ni chicha ni limonada siguen sentadas diserniendo opiniones sobre la vida.