El robo del siglo

Como verdaderos charrúas rosas con Antoine analizamos todas las maneras posibles y con una sola mirada resolvimos saltar y robarnos todo. Rodeamos el Restaurant "Chic", era tarde, la noche estaba pintada para la ocasión y es verdad que hay noches que son propicias para consumar una vendetta, un ajuste de cuentas; como quién no quiere la cosa, el cielo estaba marrón glacé con rayitas naranjas y los cascarudos y los gatos estaban absolutamente durmiendo en secreto, las palomas masticaban caramelos de eucalipto y hablaban entre los muros, llevaban paquetitos de comentarios, entoces sentados al cordón de la vereda buscamos la forma de saltar, entrar sin vacilar como profesionales, pero estaba lleno de soldados armados de la mafia china.
Esperamos que no hubiera un alma en la vuelta, sonó como un aleteo entre los apartamentos y se escuchaban gritos o fue un solo grito o eran las lechuzas o la paranoia con sus persecutas, nunca supimos saber de donde eran las sombras que paseaban sobre el silencio, después la luna saludo con besos a las nubes y las invitó a que se fueran volando, nosotros desaparecimos entre las albahacas como pájaros acuáticos con seis botellitas de jerez "Tio Pepe".