Una matina muito amorosa

Apenas se rozan los remedios del sexo y sus vientos
cada matina cuando se encuentran van a las nubes como dos torres gemelas,
como un tiburón de quince metros van los enamorados hacia las estrellas,
como un magnun relleno de dátiles, como una canasta de panecillos calientes de banana,
como necesidades que crecen en la barriga, como si no supieran
y pasan por la farmacia del barrio a tomar unos mates
a sacar temas de los bolsillos y a sentarnos para preguntarnos
cosas de la vida y así simplememte perder el tiempo,
preguntarle al farmacéutico cuanto pega media pastela azul
y cuanto tiempo uno sigue en las nubes empapapado entre los espejos colocados
de su piel de remolacha con lenguas y pies.