Friday, June 01, 2007

Clase de manipulación

Se huele la colonia, se firman dos papeles, las rodillas se mueven como focas, los zapatos como cisnes de cristal.
Faltan muchos, no hay ningún problema, hay mesas grandes, hay toses,
hay polillas que esperan ver a la profesora con puntualidad.
Que sepáis, mañana hay exámen dice Maria Jesus, que se enrolla como un elefante recién nacido y sin ceremonia ni besos profundos, los diplomas volaran y
serán entregados como condones en la mesa de la directora de este repollo de clase de manipulación de alimentos para conocer otras caras, otras voces, otros ojos y nada más.
Ella tiene intención de ayudar en los tres peligros: fisico, quimico y biológico,
eliminar cualquier tipo de contaminación, poner en su lugar los productos de limpieza, homologar cada pelo o peluca o uña o equis bacteria que esta de viva y
más allá de los 37 grados o los 65 todo se salva o se destruye o se recicla.
Todos con condones gigantes tapados hasta los dientes con los olores como pescados prontos para ser abiertos y rellenados de almendras y siempre saber en que temperatura estamos para esto o para lo otro y poca cosa se cumple como lo explican las dos profesoras y muchos de los puntos del curso son puntos muertos colgando del culo de una rata en una de las trampas ancladas entre nosotros y los policias y detectives y camiones.
Son suspiros relajados estos cursos que manda la ley, el control antidoping
de cada cucaracha con sus normativas en horarios de verano y permisos para fiestas,
el control de cada insecto cada uno con sus alcaldes y ratas y es lo que hay, cada uno con su queso y sus trampas y sus mosquiteros y no es fácil, es complicado,
sabemos de lo que vá, Señor inspector nada coincide ni las trampas ni las homologaciones ni las obligaciones ni ostras. Espero que cuando se cruzen las contaminaciones dando caña con las inspecciones sea también controlado el inspector,
su cadena de huevos en su cara de simulacro.

1 comment:

Anonymous said...

El inspector nació al mundo bajo la consabida responsabilidad denominada alcahuete, es aquel que debe hacer cumplir y si no hace cumplir el inspector se va y viene otro y el inspector se queda sin sueldo a fin de mes. Nuestra sociedad está llena de inspectores con almas compradas para hacer funcionar aquello que llamamos sociedad, precisamente, ergo, sin los inspectores no habria sistema que sostenga a los inspectores, con lo cual llegamos a la dramática paradoja de que los inspectores justifican la existencia de esa sociedad que los sostiene, por lo tanto el día que acabemos con los inspectores estaremos terminando con la sociedad tal cual la percibimos. Indudablemente los inspectores fundaron la alcahuetería y no las prostitutas, de donde viene, nuestra concepción errónea de la sociedad, porque los inspectores no son unos hijos de puta sino que son hijos sin madre, y son sólo hijos de un mediocre inspectorcito de una aldea feudal europea.