Amantes artificiales

Tres palabras somos, sacerdotes, en serio, el baticano no envidia ells mucho lujo y el tiempo mide camina un poco se detiene entre sillas viejas, un horno y una misión que trae la lluvia en la representación de los cubiertos los platos y todo eso que desprenden las paredes todo el tiempo como preciosas caracolas, la lluvia se pone de pie no tiene duda de la carencia que hay sabe lo tiene asumido y se sienta a esperar siempre

a alguien que se acerca y cuenta su vida, buscando contención, es muy salado, esta dentro del espejo a pesar de lo que resulto el destino en esa sombra maravillosa de una infinidad de hermosuras de una hilera de ganchos para quemar todo y en un abismo tibio en cada caricia que busca la telaraña, somos ramas cenas huevos astillas un lápiz una tetera un mueble una parte de algo muerto una pelela con lentes de sol somos de otras guerras y estamos dentro del espejo del cielo y sobre un hilo fino representamos un papel un personaje vestido de novia por el boulevard como una vaca regalada a otros animales que representan a los búhos con sus datos y sus carteles de amantes artificiales, sigue apenas la lluvia como de cabellos de perro, yo sueño o seré el sueño que escribe o sueña que mueve esto el aire esta vivo el ropero esta colocando voces sobre la cama el mundo se mueve yo estoy y me ve y debajo de las mantas hay abrazos confitados que observan mientras termino.