Margarita Margarita y Margarita entre jazmines entre proporciones inmensas de ternura volvían del teatro volando, la oscuridad con un gran pescado no sé como alumbraba los pasos, el viento vestido de smoking silbaba desde su exquisita soledad, perros gatos con alas miraban detrás de las ventanas, las tres llegaron riéndo descalzas hablando de novios y la casa descanso al verlas llegar se desnudo, los vestidos por los suelos se quedaron quietos como muchachos, la lluvia era rosada, todos los muebles reían parecían travestis, el tiempo era un encanto, se quedaba quieto el tiempo en una pequeña caja debajo de la cama escuchando la enorme soledad, el ropero como un hermoso caballo las miraba en esa corta distancia, sobre el marmól de la cocina las tacitas y el café espíaban, levantaban sus cuellos al escuchar pasos, un amor inmóvil en un rincón no tenía relación con nada, el rosado de la noche penetraba por el baño, boba la oscuridad en puntas de pie no sabía que inventar, los ojos del silencio miraban la belleza dormir, la lluvia seguía su pasión, desde algún lado de la casa caían lágrimas de otra cara y el tiempo como una pequeña cosa con una sonrisa toda hecha de miel hablaba con los ojos de un cajón.
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