Dos sucos de abacaxi

El reloj de la piel nos marca la misma frecuencia ahora mirando esto como hace siglos, abacaxi para los dos, hace días llevo esta camisa de nosotros y esto va caminando de mi mano y la distancia para vernos va volando bajo el asfalto con los rayos del sol con lo que sueño Montevideo, se nota mucha paz y brindó por todo Señora; no importa la neblina ni los Santa Rosas ni las tramontanas ni los precipicios ni el agujero de la capa de ozono ni el caos mental de los machos que dirigen el planeta; la vida de las cosas ahora está en este río que fluye creado memorable con su presencia por su bienal de fuegos artificiales en cuánto a su magnitud, agora nos pasamos el dia con esta canción que es de amor sin duda y otros dos sucos por favor; no es de cuento falso esto ni de papelera ni de no entender ni de marear; es único este batido de fresa y plátano que le besa en la distancia, le toca otra vez suavemente las manos y aprovecho este espacio para decirle que llega hasta acá también la locura de su piel; entrá su carita de amaneceres y se acurruca en este tiempo para vivirlo, le escribó mi dulce Señora para tenerla a mi lado, me hace bien y sobretodo para resbalar un dedo por su mejilla, para que mis ojos vuelen como galgos vuelen sobre este teclado y traspasen los cielos por usted, sin olvidar nada, mi corazón tiene abrazos para toda su piel, para decirle que se queda con usted Señora, ya no necesita más y que antes de que termine este viernes, decirle, que la mataré a besos.