se desconocen desde el primer cruce en el living,se sientan y como dos jamones se miran los pies
aspiran todo el entorno y se cambian constantemente,
pasan los minutos con los silencios agarrados del aire
encantado de su precipicio abierto al vuelo de las venas
que dentro del cuerpo hacen su trabajo de cómico y
es en ese acto que el encuentro abre sus jardines, su helipuerto,
para que salgan a besarse los abrazos secos entre las espumas,
y se pierdan entre las bicicletas.
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