
como alfombras mágicas como jíbaros como pigmeos
agradeciendo la inmensidad instalada despatarrada,
donde el palacio de las capas del cuerpo arrancá
su último bolero y a dejarse de tanta basura, de tanto cuento,
ellas con sus soutienes como abanicos prenden y apagan las luces,
comen y se van entre los libros, entre hojas selladas clandestinas
177 veces pensando en su amor, entrando en su oreja
como un edificio de 120 pisos.
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